
Félix Urbieta Ramírez fue secuestrado el 12 de octubre de 2016 por el autodenominado Ejército del Mariscal López (EML). Con el paso de los años fueron detenidas tres mujeres que formaban parte del grupo terrorista, responsable del secuestro, estas mencionaron que el ganadero horqueteño falleció estando en cautiverio. Se han realizado numerosas excavaciones buscando sus restos, pero hasta ahora no se han encontrado rastros de su paradero.
Mañana a las 07:00, en la parroquia Virgen del Rosario de la ciudad de Horqueta se celebra una misa en recordación al hombre que fue secuestrado hace nueve años por el EML, informó su familia.
La esposa, Ermelinda Agüero y las dos hijas de Félix Urbieta Ramírez, Norma y Liliana, siguen pidiendo informaciones para dar con el paradero del hombre que vivía en su estancia denominada “San Francisco”, situada en la comunidad rural de Belén Cue, a 15 kilómetros de la ciudad de Horqueta.
Los testigos del hecho recuerdan que en aquella fecha llegaron a la hacienda dos jóvenes de sexo masculino, y luego según las investigaciones, se trató de Alejandro Ramos Ramírez, hijo de Alejandro Ramos y Lourdes Ramírez, sobrina del hacendado, el otro fue Feliciano Bernal Maiz. Ambos ya fallecidos en distintas circunstancias.
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En la última carta enviada por los terroristas, estos mencionaron que sí no cumplían con sus pedidos sólo iban a recibir “prueba de muerte”, refiriéndose a Félix Urbieta Ramírez.
Dijeron que ya falleció
Las ahora detenidas y recluidas en la Penitenciaría Regional de Concepción, Zulma Jara Larrea, Lourdes Bernarda Ramírez y su hija Lourdes Teresita Ramos Ramírez, formaban parte del EML. Estas mujeres aseguraron que los hombres, que formaban parte del grupo terrorista habían mencionado que Urbieta Ramírez había fallecido estando en cautiverio.
Búsqueda
Numerosas búsquedas se han realizado para poder encontrar al secuestrado, el testimonio de las mujeres han sido tomados para ubicar las posibles zonas. Hasta ahora en las distintas excavaciones hechas no se han encontrado pistas sobre su paradero, pero sí pertenecientes, de los secuestradores, que estaban ocultas bajo tierra.