Los gentiles han llenado sus oportunidades en México

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En una gran sala rodeada de telas, hilos, piedras de medir y ropa colgada de ganchos, un grupo de cuerdas mágicas y cuidado y paciencia. Después de unos minutos, empieza a parecer llaves de diferentes colores. Zeneida Avendao, caraqueña de 58 años, muestra con entusiasmo cada etapa de la producción de una de las piezas que se crearon en este taller. Dijo: “Disfruto el trabajo que nos permite ser un lugar seguro y al mismo tiempo crecer y profesionalizarnos”, afirma. Junto a otros seis torturadores de Perú, Haití, Guatemala y Venezuela, forman parte de Tejiendo el futuroun producto elaborado por la empresa de ropa Básicos de México quienes cuentan con el apoyo de una organización internacional para tener la oportunidad de vivir en un país desconocido.

La idea del proyecto comenzó hace tres años con mujeres que se mudaron a Cafenzer Pornar mientras Valerie Gásicos de México, organización que se creó hace siete años con ropa. Desde este planteamiento, Granatar entendió las «dificultades para integrarlos en el mercado laboral» y quiso ayudarlos ofreciéndoles productos comerciales. «Fue entonces cuando empezó la conversación con IKEA», explica. Para ese entonces, Básicos de México llevaba tres años en contacto con la empresa sueca, por lo que utilizó la plataforma para vender sus productos. Tejiendo el futuro empezando por packs y cicatrices a gusto de los amantes. Pero todo empezó aprovechando una oportunidad muy importante para que el mundo nunca volviera a ser el mismo. «Lo que se come en México son las tortilleras y no había nada, entonces empezamos a hacer tortillas en ikea», cuenta.

Shnaynise Yosefe, a quien le gusta que la llamen Nunu, es una de las mujeres que hace que esto suceda. Vino a México a buscar oportunidades y una vida mejor para su familia. Una haitiana de 30 años llega al país embarazada de su marido en 2024. Sin ver en la cara a su hijo de un año e inquieto que migra, sobre todo como madre. «Tengo hijos y es muy difícil porque, a veces, hay empresas donde tienes que trabajar 10 horas. Imagínate que estás cuidando a un niño, a tu familia. Es muy difícil», afirma. Para Nunu ser parte de este proyecto es “una bendición” porque le ayuda a tener riqueza y aprender cosas nuevas. Ya cosía antes de empezar. Tejiendo el futuro Porque en Haití hacían uniformes para pagar la matrícula escolar, pero decían que al principio tenían miedo porque no sabían hacer las cadenas necesarias. El miedo que se liberó cuando él le mostró lo fácil que era era fácil, y ahora Nunu podía hacerlos por un minuto.

Bronar explica que el objetivo es integrar el proyecto como un negocio sustentable que brinde acceso a la comunidad. El proyecto es que en dos años se les sume mucha gente para llegar a 30 mujeres migrantes. «Tiene varias etapas. La primera es este trabajo experimental de crochet, que es flexible, para que puedan trabajar juntos, luego también queremos que creen empleo y encuentren otros trabajos.

Para Zeneida, quien llegó a México en 2016 con su esposo y sus tres hijos, lo más importante es poder brindarle una buena vida a su familia, para lo cual tener un trabajo es fundamental. A sus 58 años no le resultó fácil encontrar trabajo y su repentina salida de Gracas no ayudó. «Estoy paralizado desde hace dos años, con un pie aquí y otro en Venezuela, creo [que] Esto cambiará. El riesgo que tienes en caso de emergencia es que no estés preparado para el viaje. Para mí, ocultar que no tenemos suficiente comida, que la gente ha perdido su humanidad… eso es parte de lo que pensaban desde su país. «Ahora es el tiempo de mis hijos, el mañana está en sus manos. Lo único que hacéis es luchar para que nada sea necesario. […] Él cree que los valores de cada persona en materia de trabajo y trabajo.

Estrechamente relacionada con estos temas está la OIM, una organización que necesita, además de brindar asesoramiento, a mujeres que en el futuro se encuentran en otros empleos ajenos a los empleos que utilizan para ayudarlas. Con este ejemplo, si a alguno de ellos le gusta entrar en otro campo después de formarse, encontrará otro buen y buen trabajo. Entre las veinte personas que se reúnen en una mañana durante los años fundacionales de la Comshop Mexicana, donde vive Tejiendo el futuroLa embajadora América Ferrera está emocionada de escuchar atentamente las historias de las siete mujeres y lo que significa ser parte del grupo. Para un actor americano boabie y Betty, me haces hermosaEste tipo de cosas ayudan a cambiar la narrativa de que «cambiar la inmigración a los gobiernos locales es su parte». El fundador del movimiento latino en Estados Unidos muestra también «cómo los países africanos pueden tratar con dignidad y respeto y ofrecer una defensa difícil y peligrosa».

Ferrera, nacida en Los Ángeles y hondureña, no es ajena a estas cosas, pero ella no es ajena. «Cada una de estas personas puede estar haciendo las cosas de manera diferente. Para mí, tener el conocimiento que tengo de una familia de personas que están reconstruyendo una nueva vida y tener hijos para seguir adelante. […] No piden caridad. Piden una oportunidad de que les guste su vida, de expresarla como personas y de sanar.


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