
La ciudad de Caacupé floreció este sábado con la llegada de la primavera, que fue celebrada a lo grande con el tradicional Corso de las Flores, una fiesta que reunió a jóvenes, niños y familias enteras en torno al colorido, la música y la creatividad.
Desde tempranas horas, la calle 8 de Diciembre se convirtió en pasarela de sonrisas y entusiasmo. Más de 20 instituciones educativas participaron con desfiles cargados de ingenio: unos adornaron sus carros y trajes con flores naturales, otros recurrieron a materiales como cartulina y bolsas recicladas, pero todos con un mismo espíritu: rendir homenaje al Día de la Juventud y dar la bienvenida a la primavera.
La multitud acompañó cada presentación con aplausos y vítores, mientras artistas locales animaban la jornada con música y baile.
El clima festivo se hizo sentir en cada rincón, reforzando la esencia del Corso como una de las celebraciones más queridas y tradicionales de la Villa Serrana.
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La primavera en Caacupé
En Caacupé, la primavera no solo marca el renacer de la naturaleza con sus flores, perfumes y colores que transforman el paisaje, sino también, se convierte en un verdadero tiempo de celebración colectiva.
La estación es sinónimo de juventud, creatividad y entusiasmo, valores que se reflejan en las actividades organizadas por instituciones educativas y culturales, entre ellas el tradicional Corso de las Flores, que cada año reúne a cientos de estudiantes, artistas y familias enteras.
Allí, las calles se llenan de comparsas, desfiles alegóricos y carrozas adornadas con flores de estación, que simbolizan la frescura y la esperanza de un nuevo ciclo.
Para los caacupeños, la primavera no se reduce a un cambio de temporada, sino, es una experiencia social y cultural que fortalece la identidad comunitaria, fomenta la integración entre vecinos y visitantes y mantiene viva una tradición que se renueva generación tras generación. Así, cada septiembre, la ciudad se viste de fiesta, reafirmando el espíritu alegre y solidario de su gente.