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La prima de riesgo, riesgo país o riesgo soberano se define como el sobreprecio que un Estado debe ofrecer para colocar su deuda frente a un emisor considerado libre de riesgo. En la Eurozona la referencia es el Bund Alemán; en América, el punto de comparación es el bono del Tesoro de Estados Unidos a 10 años.

La métrica es el Emerging Markets Bond Index (EMBI) elaborado por el banco J.P. Morgan, que expresa la diferencia de rendimiento en puntos básicos: un riesgo país de 1.200 puntos obliga al emisor a pagar 12 puntos porcentuales adicionales para endeudarse. Una prima elevada revela desconfianza sobre la solvencia fiscal o la estabilidad política; una prima contenida, lo contrario.

Al 30 de junio, América Latina volvió a exhibir una brecha pronunciada entre economías de alto y bajo riesgo. La región registró una reducción, pasando de 425 puntos al mes de diciembre de 2024 a 401 unidades al semestre de este año. Brasil cerró junio con 214 puntos. México, segundo emisor de referencia, culminó el semestre en 287 puntos.

Argentina, por contraste, escaló hasta 701 puntos, 66 más que en enero. La administración de Javier Milei logró frenar la escalada inicial, pero la fragilidad de los principales indicadores económicos mantiene la prima por encima de 700 puntos. Mientras no se cristalice un ancla fiscal y cambiaria, el costo de financiarse seguirá limitado a mercados locales o multilaterales.

Entre los países con bonos más seguros siguen destacando Uruguay (86 puntos), Chile (118 puntos) y Perú (154 puntos). Mientras que, en el otro extremo de la tabla, figuran Bolivia (1.877 puntos) y Venezuela (18.156 puntos), de acuerdo con JP Morgan.

Paraguay en la lupa regional

Ese posicionamiento permite que Asunción se financie en los mercados internacionales a un sobrecosto de apenas 1,63 puntos porcentuales sobre el T-Bond, menos de la mitad del spread de Colombia (349) y 5 veces inferior al de Brasil.

Significa que, ante emisiones globales, Paraguay compite en costo con economías Grado de Inversión, aun conservando la etiqueta por debajo de la calificación en dos (Standard & Poor’s y Fitch Ratings) de las tres principales agencias crediticias. En julio de 2024, Paraguay había alcanzado por primera vez el reconocimiento internacional, al obtener la calificación por parte de Moody’s.

En un semestre marcado por la prudencia monetaria global y la volatilidad política en varios frentes, Paraguay destaca por la continuidad de sus lineamientos macro y por su bajo “spread” soberano. Si mantiene el ancla fiscal y el cumplimiento de profundas reformas, el país podrá converger hacia los niveles de Uruguay y Chile, fortaleciendo su atractivo para la inversión de cartera y reduciendo el costo de financiar proyectos de infraestructura de largo plazo.

* Este material fue elaborado por MF Economía e Inversiones


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