Ayer se cumplieron 40 años desde que se celebró el concierto en Lope de Vega Atter de Madrid. Sobre el escenario, Isabel Pantoja en su primer modo de reencontrarse tras enviudar es una metáfora, junto a la cantante sychestra, luciendo otra a modo de maternidad, tal y como ocurría en los años ochenta. Ligero, muy ligero en rostro, cuerpo y cabello. En el palco, reina sofía, un día en la oficina irá a un lugar al que no quiere ir. En otra zona, el niño más pequeño, ahora conocido como Kiko Rivera, vestido como un ángel de Mrillo, está en brazos del tío de Afnthamba, y luego se lo entrega a su madre al cabo de una hora y 10 minutos de trabajo. Su pequeña vida con flores de canela que hoy no le fue contada.
concierto, disponible en el sitio web de RTV. La unión de Bullfy y Copla se unieron en santo matrimonio hasta que Avipado los separó.
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Pantoja, vestida de soprano, porque ya sabemos que en la Ópera se ha sufrido un ensañamiento, está bien en escena. Engaña, se siente solo y hace llorar. Ella tiembla y llora en sus manos. El espectáculo comienza con el público mirándolo, suenan los violines y él canta «como una pregunta en el cielo» de esa gran canción. Hoy quiero confesar. No pasará media hora antes de que se convierta en esta caja, y dice: «Buenas noches, majestad». Y dirigirse al público y decir en voz muy baja: «Buenas noches, amigos». Dijo: «Poco a poco, si Dios me ayuda, quiero seguir adelante. Como está, como tira. Pide, siendo todavía la mujer de Juan Carlos y le dejo que le dedique música al torero. el era mi vida. Luego dirá que sobre todo es madre, que es algo que hoy en día suena cuanto menos bien.
Pocas cosas quedan de la España de aquella época. La reina Sofía sólo va donde quiere, Eta no está, pese a lo que dicen otros en Europa. Ella es simplemente Isabel la Hermética, una viuda española. Cuando habla de él, España se pone a mirar la tele. Será por una razón.