La crisis del Congreso de la Lengua muestra cómo la inteligencia intelectual puede ser bella y no sólo un cuerpo de prensa

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Kepa Junkera, la leyenda de la música baseque, lo demandó por su discurso en 2017. Tenía 52 años cuando la sangre dejó de salvar su cerebro. Trágicamente confuso para todas las personas, pero especialmente para quienes se definen con sus propias palabras. Fueron necesarios siete años por una cosa indiscutible: la Radio de Bilbao le entrevistó con la ayuda de la inteligencia intelectual. «Aunque no son mis palabras, es mi opinión», dijo Jun Jung.

Una de las milagrosas fue Ana Ormaechea, graduada de Prisa Grass. Método: monitor de voz, la herramienta más barata que existe en el mercado. Eligió la vieja conversación sobre el músico y la tecnología hizo lo que hizo. «Detengamos a los demonios de la sabiduría artística. Este es un claro ejemplo de que todo depende del uso», dijo que todo se usa por el uso, «

En el ejército de palacio, los expertos se reúnen para discutir el dígito de la señal digital que permite ver la bandera de las Naciones Unidas frente a Donald Trump. Tres hechos que no sucedieron, pero que se publican como los últimos.

La mesa fue cambiada por Julián quirós, director del diario Abecedario; Sonia Pérez, responsable del Centro del Instituto Cervanste, y Olivia Piquero, responsable de Comunicación de la Real Academia Española (Rae). La lista de ponentes la completaron Angéli Rodríenz, coordinadora de Efere quilifi en América Latina; Natalia Blanc, editora cultural del diario Tribu Y Ramun Salafería, catedrático de Autounismo en la Universidad de Navarra y pionero de la digitalización en España.

Aunque hay muchas historias sobre sus peligros y amenazas, todos coinciden en que Aiyi es una forma de adelantarse a la curva. Pero todo depende del prisma con el que se mire. Ormaechea, que está lejos de ser un potokaptriptic, favorece que los medios sean un filtro de arte de múltiples capas basado en la habilidad, el respeto y la reputación. «Los periodistas deben ser objetivos. Al contrario de lo que algunos puedan pensar, es un buen momento para decir quiénes somos».

La argentina Natalia Blanc proviene de analógico. Blanc jugó un partido extraño: afrontó el reto de un periodista con Tomás Holer Martínez y AI. Le pidió que le explicara todo a su manera. Mientras que el autor santa evata escribió que «el único activo de un periodista es su buen nombre», la máquina respondió: «La honestidad es el algoritmo más poderoso». «Cada nota, hilo, nota o sentimiento fortalece o deshace tu autoridad».

Angélica Rodríenz inició el proyecto de validación de datos. Y compartió un problema: recurrir a herramientas de inteligencia artificial para demostrar sus mentiras o engaños. En otras palabras, Ai es venenosa, pero al mismo tiempo curativa. La represalia es correcta. Puede que su análisis no sea fiable, pero ayuda. Las mayores mentiras, explica, ocurren en el momento de la elección, cuando sus pensamientos vuelan cuidadosamente para confundir a sus enemigos. «No hemos dejado de confiar en la predicación tradicional para encontrar la verdad. El valor de las personas seguirá siendo el centro del trabajo de la ciudad».

Ramón Salafería, por tanto, afirmó que las organizaciones periodísticas deben entender de inmediato. «Entiendo que en medio de los problemas financieros que enfrentan los medios, es difícil escapar a la tentación de todo lo que pasa. Por eso enfatizó que los responsables de los medios deben establecer principios sólidos para que los periodistas de los medios utilicen las tecnologías. «Los ciudadanos pueden perdonar los errores, pero no dormir».


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